HORA BRUJA / ASTRONAUTA CHIFLADO EN IGUAZÚ
Una noche triste me perdí, había dejado atrás un no sé qué que me escondía de todo tipo de visibilidad. No entendía nada, pero lo cierto es que las estrellas brillaban con una constancia provocadora; las constelaciones palidecían y no había manera de quitarse de encima la ceguera de la mediocridad. No sé cómo ocurrió, pero desaparecí del planeta tierra, o al menos eso creí yo, que ansiaba ver la luna, pero esta se escondía tras una gran nube plagada de confusionismo, que no sé si portaba agua o zumo de uva fermentada de muchos grados, o desinfectante mental en abundancia. No, que este troglodita que creía ser yo, no era un astronauta tarumba ni nada parecido, que más bien daba la impresión de tratarse un soñador que patinaba por las heladas constelaciones habilitadas para el uso de patines descontrolados. ¡Qué locura! En una de mis noches habitualmente desviadas, me arrastraba sin cesar por medio de un caballo alado que corría al trote, que me portaba sobre sus lomos, mie