A MI MANERA / PUTIN, LA MÁQUINA DE LOS SUSTOS DE MUERTE

Se me ha hecho un nudo en la garganta que parece el apéndice de una corbata de seda. ¡Y cuidadito que tenga usted, señor  Vladimir Putin, que se le nota que ha comenzado ya a poner cara de perro rabioso. Que dentro de poco aparecerán en el despacho oficial  de su tierra unos mandatarios chinos muy sonrientes portadores del obsequio consistente en  unos animalitos muy vivos y a la vez  salvajes de una raza tal que en caso de abrir sus fauces ¡la que se puede armar!. Pero no se preocupe en demasía, que si va usted preparado con unos caramelos dulces, a sus invitados de cuatro patas y potentes ladridos les tendrá enseguida mansamente a sus pies. Así que tengo la osadía de recomendarle el uso pleno de su sentido del humor y del ejercicio total la diplomacia oriental.

Por cierto, excelencia, que hace unas semanas estuve en su San Petersburgo natal, y quedé muy contento de la visita y de la cortesía que me mostraron sus amables compatriotas para que hiciéramos una amplia visita . ¡Vaya hermosura la del Museo Hermitage; oiga, de lo mejorcito del mundo, con pinturas que emocionan de tanto arte, elegancia y de lo bien que están preparados los guías; después nos obsequiaron con una mini travesía muy emocionante por el río Neva mientras interpretaban “los bateleros del Volga”. Y para colmo, muy interesante y enriquecedor resultó el recorrido por  cementerio de los zares de San Petersburgo  con sus lujosas tumbas. Por cierto, que me parece que de manera muy involuntaria, metí inocentemente la pata, pues no se me ocurrió otra cosa que preguntar si a Vladimir Putin le habían reservado un espacio preferente para el sueño eterno. Tengo el placer de confirmar de que Su Excelencia dispone de unos funcionarios muy fieles y eficaces, que con la mayor rapidez me indicaron una zanja rellena de piedras. ¿Se merece un trato así? En principio es  usted libre para tomar la decisión pertinente. Claro, que si después no le hacen caso, eso del derecho de reclamación no se sabe el alcance al que se puede llegar.

Por cierto, no se fíe usted de los aduladores, que de esos los hay en todos los lares. Por cierto, ¿qué tal anda de salud? ¿Bien? No se fíe de nadie, que luego no le dará ni tiempo de arrepentirse. Aún recuerdo cuando en Moscú hubo algunos malintencionados que cuando la aún reciente guerra de Ucrania habían dicho que estaba usted muy enfermizo, que se hallaba ingresado  con mucha gravedad, que ya distaba demasiado de aquel Putin que había sido un gran deportista, vamos, un judoka cinturón negro muy temible.

¿Verdad o mentira?. Pienso que resultaría muy interesante hacer un sondeo popular para saber las intenciones de los presumibles votantes. ¿Hay votantes en Rusia?  ¿Se fía de ellos? De verdad que tengo mis dudas. Descanse en paz, si es que puede.

MANUEL ESPAÑOL