HORA BRUJA / NOCHE SOÑADA CON ESPANTO

Imagen de Beethoven

Una espada moldeada con fuego rusiente, un espejo traidor, atraviesan mi mente y se congela el cerebro. Mis dientes rechinan provocando una serie de escalofríos limite y obligan a gritar rompiendo la garganta de forma  desgarrada. Se me hinchan las venas, los ojos ya no reciben más que una luz ciega a la que añado sensaciones negras en un aumento descontrolado sin principio ni fin, todo seguido,.Con las dos manos multiplicadas por un espejo casi suicida tapo mis oídos extraños y plenamente desamparados.   Siento que mi vida está cargada de dolores, de rabia que me carcomen. Harto de mi mismo doy comienzo  a una noche de pesadillas en la que sumo desatinos propios de un loco que ha sobrepasado el surrealismo. El vino ya empieza a derramar su sentimiento traidor a través de las gotas vitales  que empiezan a rebasar  desde los cantos de la dorada copa. 

Acabo de leer uno de los pasajes del infierno dantesco y no he podido asimilar ni he tenido el valor suficiente para escapar de esos terribles momentos que atenazan en medio de un fuerte dolor sin escapatoria posible. Pero debo salir como sea, poner todos los medios de los que me sienta capaz. 

Se me produce el regreso de la visión de un Segismundo desharrapado y cargado de llagas que falleció hace doscientos cincuenta años, que lanza sus gritos más espantosos desde las calderas del gran malvado. No puedo más en mi interior, que se revuelve hasta límites insospechados. Debo escapar como sea, y ante la impotencia de mis experiencias caigo en una vorágine girando al límite de la máxima velocidad sobre mi mismo. Quiero explorar el espacio, huir de la guerra de los mundos y también de ese infierno terrenal que da vueltas sin parar y sin saber a donde conduce.

Repentinamente suena una música difícil, complicada, incluso diría que enrevesada en grado máximo. Un violín endiablado, un pacto con el maligno dan vida fantástica a un mundo  soñador y agitado  de Niccolo Paganini, que mueve a la perfección más ilimitada de la que es capaz el arco mágico cuando lo maneja el más grande de los virtuosos maestros del violín de  todos los tiempos,  Las notas del pentagrama se revolucionan y no se sabe de destinos ni de corazones que nos permitan  soplar.

 a través de la imaginación hacia donde nos van a llevar  para escuchar a través de las más sabias formas  que conducen hacia los cielos espantadores de diablos y atraen con la fuerza iluminada del más poderoso imán.

Y mi cerebro sigue machacando mientras las cuerdas vocales se destrozan para despedir cualquier atisbo de magia melódica, mientras virtuosas de la talla de Paloma Valeva, vuelan con los ojos cerrados y alzados de imaginación y sensibilidad. No cabe duda de que acaban de descubrir  la entrada de acceso al Olimpo de la Música, Si, allá donde Beethoven, Mozart, Brahms o Schubert, Telemann o Wagner nos lanzan mensajes de ensueño a veces mareantes con la máxima intensidad, de manera persistente en ocasiones también con ojos lanzadores de  rayos que humillan sentimientos a veces cargados de rabia,  y en ocasiones arrojando sensaciones hacen gozar de la música que permite y se  e con los ojos cerrados. Por mi parte sigo y seguiré soñando con el violín de Paganini, el piano de Lan lan, la Campanella de Franz Lizst,  la Flauta mágica de Mozart... Mientras, me cambio de compositor y hasta el fondo deseado de mis oídos llega ese Vals de las Flores qué ha de lanzarme hacia  el espacio haciendo valer de manera absurda y cruelmente enrojecida, y  esos vínculos de fuego con el maligno traidor cargados de crueldad. Estoy decidido, no me queda más remedio que hacer desaparecer las amarguras que hunden en la  venganza del absurdo y enrojecida haciendo desaparecer la espada morosa y densa,  y el espejo traidor.

Acabo de leer por segunda vez “La divina comedia” (traducción del profesor José María Micó), 

he atravesado el terror del infierno, el purgatorio, y por fin en la gloria del cielo, que no se si existe, y si existe todo parece que queda por resolver.  Mientras, me dedico a sacar  conclusiones sin llegar  a aclararme. !Ay pobre cerebro el mío, que  tan dañado esta¡ ¿o solo lo parece?

?Será verdad, será mentira.? Lo único que parece seguro es que la vida da  en ocasiones zarpazos de lobo feroz y que Caperucita Roja, un tanto infeliz y malévola, no existe.  Me parece que no queda más remedio  que soñar. 

Después de tanto sufrir confieso que he soñado.


MANUEL ESPAÑOL 

Comentarios

Entradas populares de este blog

PIRENA MÁGICA / ULTIMOS CONCIERTOS Y DESPEDIDA ENVUELTA EN APLAUSOS

HORA BRUJA / EL MUDO FANTÁSTICO DE FEDERICO FELLINI

HORA BRUJA / APARIENCIAS TRISTES, SOÑEMOS EN COLOR