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Mostrando entradas de noviembre, 2021

HORA BRUJA / EXPLOSIÓN MOZART EN SALZBURGO

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  Ensayo general del "Requiem de Mozart", en la catedral de Salzburgo. (Foto M.Español). Voy a explotar emocionalmente, seguro.  El sueño de los sueños, escuchar a Mozart en la ciudad en que nació, allá donde se respira arte, y donde la batuta de Von  Karajan prodigaba en tiempos diferentes, los halos envolventes de una música propia tan solo de los grandes genios. Estoy en el avión, y nada más tomar altura, cierro los ojos sin prestar atención a Blanca (perdón). Se trata de mi celeste compañera de viaje, de una profesora de música amiga de Jimena y mía (nada más que amistad entre ella y yo, quede claro), que eleva el ánimo allá donde se encuentra, y provoca entusiasmo con las notas hermosas del  piano. Ella sueña  también estar apoyada por una orquesta sinfónica, así como de  unas impresionantes voces corales. Juntos son capaces de transmitir imaginación y arte, en perfecta simbiosis artística. Así me lo narraría ella mientras hacíamos una pausa onírica sobrevolando las mági

HORA BRUJA / EL SOL SE OCULTA SOBRE EL MAR INFINITO

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El sol se oculta durante  un hermoso atardecer (Foto: M.Español). El sol se duerme, la tierra se apaga sobre el mar infinito, un astronauta da vueltas en torno a un globo sin fin, mientras una música suave y a la vez cargada de inquietud, enciende los ojos de la luna. ¿Serán Mozart, o Beethoven, Shostakovich, Mendelson y Schubert los culpables? Da lo mismo, parece de que los espacios etéreos están llenos de una magia especial que escapa de la eléctrica  realidad de rayos y truenos que asustan y que contraen la respiración de nuestro cerebro. Es cuando la cabeza humana  parece un carrusel, a veces un poco locuelo pero diría que siempre tratando de seguir la estela de las horas hermosas. ¿Algo más? Ante mi se presenta, creo que partiendo de mi imaginación, la musa idealizada, y mi corazón comienza a latir con una fuerza extraña, ejerciendo con la irresistible atracción del más poderoso imán, en un momento en el que soy todo hierro moldeado a mi capricho por un fuego agitador. Estoy en un

HORA BRUJA / EN BUSCA DE MIS CINCO SENTIDOS Y ..... ALGUNO MÁS

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     La torre Eiffel, todo un símbolo de la magia de París  (Foto: M. Español).   La cabeza me baila, las imágenes se amontonan y no paran de dar vueltas. Así me desato, me vuelvo más loco todavía y el surrealista canta, ríe, baila, gesticula y se da cuenta de que no hace otra cosa que llamar la atención, aunque no intentará poner remedio cuerdo. Es que estoy navegando por el Sena y París me contagia con su luz, transmite alegres,  dulces y variadas sensaciones, y por si fuera poco, por los altavoces del barco suena la siempre evocadora voz de Yves Montand con “A París”, “La chansonette”... A un lado el Museo D’Orsay, hemos pasado también por Notre Dame. Será un paseo turístico, pero es que surcar las aguas que pasan por el corazón de la ciudad en la que nació el surrealismo, hace que se me aceleren las neuronas de la imaginación, aunque muchos piensen que estamos pagando la “turistada”. Me da igual lo que opinen, me siento feliz así. Sólo sé que estoy en una de las ciudades más bellas

HORA BRUJA / ALEJADOS DE ESTE PERRO MUNDO

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La merienda, cuadro de Manet ubicado en el Museo Impresionista, de París (Foto: M. Español). Alejado del bullicio de este perro mundo en el que se juega con maletines nucleares y armas de destrucci ó n masiva (hoy me toca a mi y ma ñ ana a ti, pero si puedo todos los d í as a mi), puede uno introducirse en la existencia de un bosque infinitamente hermoso, con una vegetaci ó n multicolor y exuberante, incluyendo igualmente sus lagos y fuentes de agua dulce. Tan solo se puede apreciar, y no s é  si con los ojos de la imaginaci ó n o con los de ese cerebro que funciona con esp í ritu an á rquico, pero siempre  sensible a las ondas de la mente y de la ilusi ó n. No puedo decir en qu é  dimensi ó n se encuentra tal maravilla con aspecto m á gico y sobrenatural. De vez en cuando, si se da el caso, que dentro de mis carencias me halle en cierta sinton í a con el Cosmos, me resulta posible acceder.  ¿ Es posible que est é  refiri é ndome a un bosque animado? Perd ó neme por las alusiones, don

A MI MANERA / EN EL CORAZÓN DE SAN PETERSBURGO

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Escalera de acceso a las principales salas del museo Hermitage de San Petersburgo (Foto: M.Español). Es de noche, el cielo se encuentra estrellado, escucho el rumor de un viento  que acaricia, mientras las aguas del río Neva veo que se agitan allá abajo con la  suavidad propia de un vals dulce, melodioso y alegre de la Corte de Viena. Pero no, esto es Rusia y en esta ocasión me han trasladado al Gran Palacio de los Zares y conforme pasan los minutos me siento más impresionado por la grandeza de San  Petersburgo. Estoy solo, ni una huella humana viva de este mundo especial que con caracteres insólitos o no, me transmite sensaciones de fuera de unos tiempos que no volverán más que a través de recuerdos a veces fabulados, a veces reales con un toque de fantasía. Si, me siento feliz, me ataca un súbito impulso de escribir y no se hacia donde van mis ideas que vagabundean por el éter, si bien noto que me persigue la huella de los Romanov. Muy cerca de donde me hallo se encuentra la iglesia

HORA BRUJA / BAILE EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

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     Desde la Puerta del Sol hasta la entrada principal del Congreso de los Diputados, no es mucha la distancia para caminar y soñar, por ejemplo, que este Gabino amigo de algunos de los que se sientan en las bancadas de los diputados, está inmerso en una excursión urbana, rodeado en todo    momentos de ruidos de coches, camiones y hasta aviones reactores. Para hacerme en cierta manera el sordo, me pongo los cascos auditivos y me centro en el calmante     y dulce     vals de Shostakovich. Tan feliz que me encuentro así, comienzo a bailar rítmicamente dando vueltas a mi mismo sin vergüenza alguna, de tal manera que llego a la puerta de acceso interior y puestos los brazos en cruz, casi abofeteo a uno de los miembros de la Policía nacional, que rápidamente pone la culata del fusil para asustarme. Total, que el vals enmudece y un servidor se queda pálido. “Perdone usted, señor ¡Armado!, que no he venido con malas intenciones”, y le explico las razones de mi proceder, que no parece que cue